domingo, 19 de abril de 2015

Los primeros momentos de la revolución de 1868

La revolución de septiembre de 1868 dio lugar en España a un periodo conocido como el Sexenio Democrático, que trajo consigo una larga serie de medidas gubernamentales encaminadas a cambiar las relaciones entre la Iglesia y el Estado. 

Los acontecimientos que dieron lugar al triunfo del alzamiento en Cádiz son bien conocidos[1]. Uno de sus protagonistas, el demócrata jerezano José Paúl y Angulo, que pronto se declararía republicano, publicó en 1869 su versión de los hechos en una serie de artículos periodísticos, que con el título de “Memorias íntimas de un pronunciamiento", trataban de demostrar  la activa participación de los demócratas en el levantamiento[2]. Con todo lo que pueda tener de parcial, su relato muestra cómo, desde el principio, cada uno de los partidos políticos implicados en el levantamiento tenía una idea diferente de la revolución (y, por ende, de la política secularizadora a desplegar) y hacía todo lo posible para que su líder respectivo fuera el que diese el primer paso. 

JOSÉ PAÚL Y ANGULO

A principios de septiembre de 1868 el general progresista Juan Prim, exiliado en Inglaterra, comunicó a Paúl su intención de salir con un vapor desde Londres hacia Canarias, donde recogería los generales unionistas (Serrano, Dulce...) para marchar a continuación todos juntos hacia Cádiz para alzarse allí contra el Gobierno. 

EL GENERAL PRIM 

Pero,  Paúl y Prim cambiaron los planes y decidieron que el segundo desembarcase en Gibraltar, con el  pretexto de evitarse el viaje de ida y vuelta a Canarias. Con esta decisión demócratas y progresistas pretendían hacerse con la situación antes de que llegasen los generales unionistas a Cádiz. 

El unionista Adelardo López de Ayala pensó que abortaba la estratagema anterior cuando comunicó a Paúl que le parecía más conveniente que un barco fuese a Canarias y otro a Londres. Paúl se mostró de acuerdo y puso a Ayala en contacto con el capitán Ramón Lagier. Los unionistas no sabían que Paul y Lagier estaban de acuerdo en hacer todo lo necesario para retrasar la llegada de los generales de Canarias. Como afirma en sus memorias, los unionistas “echaron sus cuentas”, pero no contaron “con los vientos, el mal tiempo y sobre todo la voluntad del republicano Lagier”.

Paúl y sus copartidarios demócratas decidieron la salida de un nuevo vapor, el Buenaventura, propiedad de Lagier,  que fuese directamente de Londres a Gibraltar, donde Prim embarcaría en la goleta Ligera que lo llevaría a Cádiz. 


RAMÓN LAGIER

Prim llegó a Cádiz el día 16 de septiembre por la noche, acompañado por los progresistas Ruiz Zorrilla y Sagasta. Antes de ponerse en contacto con el unionista Juan Bautista Topete, capitán del puerto de Cádiz, que encabezaba el alzamiento de la Armada, lo hizo con el coronel progresista José Merelo, jefe del Regimiento Cantabria, de guarnición en la ciudad, así como con Paúl, el también demócrata Francisco Lizaur y el capitán retirado Manuel Sánchez Mira, que ya por entonces se declaraba republicano. 



TOPETE
Todos ellos conferenciaron en la fragata blindada Zaragoza con Topete, el cual confirmó que ese mismo día, ya 17 de septiembre, a las 12 del mediodía se produciría el pronunciamiento de la Escuadra. La señal acordada era una salva de cañón, pero ésta no se produjo. Paúl se trasladó a la Zaragoza para pedir explicaciones a Topete, el cual le comunicó que se habían producido dificultades para maniobrar los buques a fin de poner las piezas de artillería en dirección a la ciudad y facilitar que se hiciera visible la salva. Es difícil creer que esa fuera la verdadera explicación. Topete estaba al corriente de la proximidad del vapor Buenaventura, procedente de Canarias, y trataba de ganar tiempo. Al fin, se vio obligado a ceder y a la una del mediodía del 18 de septiembre dio la orden de romper el fuego a la escuadra, dando los vivas reglamentarios de ordenanza a la reina, que fueron apagados inmediatamente por otros de “Viva la Libertad” y “Viva la Soberanía Nacional” pronunciados por Prim. 

FRAGATA BLINDADA "ZARAGOZA"

Poco antes, el gobernador militar de Cádiz, Joaquín de Bouligny, había informado al obispo fray Félix, de haber declarado el Estado de Guerra, en vista de los alarmantes rumores que circulaban sobre próximos trastornos del orden público[3]. 


BOULIGNY

       Durante la tarde del día 18 el coronel Melero sacó las tropas del Regimiento Cantabria que, acompañadas por algunos civiles demócratas de la ciudad, entre los que destacaba el futuro diputado Rafael Guillén Martínez, además de Carlos Haurie y el capitán Sánchez Mira, se reunieron en la plaza del Ayuntamiento con grupos de paisanos de Cádiz comandados por Fermín Salvochea y Gumersindo de la Rosa, a los que se añadieron otros procedentes de Jerez y el Puerto de Santa María, al mando de José Paúl y Angulo y Ramón de Cala. Las tropas y los civiles tomaron el edificio municipal y marcharon a continuación, tras agregárseles los carabineros del resguardo de tierra y mar, a ocupar la próxima Casa Aduana, sede del Gobierno Civil, lo que hicieron sin resistencia. El deseo de los demócratas de quedarse de guardia en el edificio y la negativa de Melero, estuvo a punto de provocar un grave enfrentamiento[4]. Queda claro con este hecho, o al menos es lo que Paúl quería dar a entender, que los demócratas pretendían impedir con su participación activa que el alzamiento fuera interpretado como un pronunciamiento militar más de los típicos en la España del siglo XIX y quedase patente la participación popular en el mismo.


SEDE DEL GOBIERNO CIVIL
ACTUALMENTE ALBERGA LA DIPUTACIÓN PROVINCIAL 

        En la madrugada del 18 al 19 se constituyó la Junta Revolucionaria Provisional de Cádiz en los locales del recién destituido Ayuntamiento. A primeras horas de la mañana del 19 de septiembre la banda de música del Regimiento Cantabria interpretó el Himno de Riego en las galerías de las casas consistoriales. A las siete de la mañana, una vez consolidado el alzamiento, desembarcaron Prim y Topete al frente de una columna de desembarco de Infantería de Marina, con bandera y música, entre manifestaciones de fervor popular. Por la tarde llegó el general Francisco Serrano (natural de San Fernando, al lado de Cádiz) y los demás generales desterrados en Canarias[5].

EL GENERAL SERRANO

Se iniciaba el Sexenio Democrático, un periodo en que los sucesivos Gobiernos irían promulgando una larga serie de medidas legales de corte laicista que darían lugar a unas relaciones conflictivas entre el Estado Español y la Iglesia Católica.  



[1]  Además de su inclusión en la historiografía general, tratan sobre estos hechos varias monografías locales. Entre ellas: 
  • HERRÁN PRIETO, J.,  La Gloriosa en Cádiz: de la Revolución de 1868 a la Constitución de 1869, Cádiz, Fundación Municipal de Cultura, 1986, pp. 31-70. 
  • MORENO APARICIO, I., Aproximación histórica a Fermín Salvochea, Diputación Provincial de Cádiz, 1982, pp. 31-54. 
  • PARRILLA ORTIZ, P., El Cantonalismo Gaditano, Ediciones de la Caja de Ahorros de Cádiz, Cádiz, 1983pp. 33-52 y 
  • PUELLES, F. de,  Fermín Salvochea.  República y anarquismo, Sevilla, 1984, pp. 44-5
[2]  El Pacto Federal, números 22 a 28 de 7 a 13 de julio de 1869.
[3]  Archivo Diocesano de Cádiz, legajo número 168, carpeta “Autoridades Militares”. Oficio del gobernador militar al obispo de fecha 18 de septiembre de 1868: Ilmo. Sr.: En vista de los alarmantes rumores que con insistencia circulan de próximos  trastornos del orden público en la provincia de mi mando y habiendo resignado el suyo en mi autoridad el gobernador civil, he declarado esta plaza y su provincia en estado de guerra. Lo que tengo el honor de decir a V.S.I. para su conocimiento, acompañándole el  bando que he dictado en la mañana de hoy. Dios guarde a V.S.I. muchos años. Cádiz 18 de septiembre de 1868”.
[4]  El Pacto Federal, número 53, 7 de agosto de 1869.
[5]  Ibídem.

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